Kamaka, la historia de un mito

Todos empezamos a caminar por la senda del ukelele de la misma manera: un buen día un amigo (o nosotros mismos) nos regaló el ukelele más barato de la tienda de música porque pensó que, ya que te gusta la música, te gustaría probar a sacarle música al juguete.

Más tarde, cuando realmente consigues sacarle música, te apetece comprarte un ukelele que realmente no sea un juguete y es cuando descubres compañías como Kala, Mahi Mahi, Lanikai, Ohana, etc.

Posiblemente después de tu primer –inserte marca anteriormente mencionada aquí- decidas comprarte otro, pero de distinto tamaño. Este fenómeno se conoce como SCU, o Síndrome del Coleccionador de Ukeleles (en inglés lo habrás leído como UAS). Es en este momento cuando te encuentras con las grandes K, las cuatro K hawaianas que harán que empieces a ahorrar enfermizamente al mismo tiempo que debates contigo mismo cuál comprar, porque una vez lo hagas te harás defensor acérrimo de la misma: Kanilea, Ko’olau, KoAloha y Kamaka.

 

Es de esta última K, la correspondiente a Kamaka, de la que vamos a hablar aquí hoy. Y es que la gente de Kamaka lleva construyendo ukeleles desde hace 100 años (de hecho, este año celebran su centenario) y su fundador aprendió la técnica del mismísimo Manuel Nunes, uno de los cuatro inventores de nuestro querido instrumento. Hablemos, pues, de la historia del ukelele o, dicho de otra manera: hablemos de la historia de Kamaka.

La Historia de Kamaka

Poco después de iniciarse el siglo xx, Samuel Kaialiilii Kamaka empezó a construir ukeleles de koa en el sótano de su casa de Kaimuki, en Hawái. En 1916, fundó su empresa
“Kamaka Ukulele and Guitar Works” y pronto se ganó una buena reputación por fabricar únicamente ukeleles de alta calidad (reputación que perdura aún hoy en día).

A mediados de los años 20, Sam Kamaka ideó un nuevo ukelele con cuerpo oval. Sus amigos señalaron que parecía una piña, así que un amigo artista de Sam pintó la tapa frontal a imagen y semejanza del fruto tropical. En 1928, Sam Kamaka patentó el diseño. Así fue como empezó la historia del original ukelele piña, que produce un sonido resonante y cálido, distinto del tradicional con forma de ocho. El ukelele piña fue un éxito instantáneo en todo el mundo y continúa siendo el ukelele insignia de la marca hoy en día.

En los años 30 Sam introdujo en el mundo de la fabricación de ukeleles a sus dos hijos, Samuel Jr y Frederick, a pesar de que aún fueran niños. Ambos niños, ya adultos, emigraron de Hawái al continente después de combatir en la Segunda Guerra Mundial, pero volvieron a la isla para hacerse cargo de la empresa en 1053, una vez fallecido su padre. En 1959, Sam Jr movió el negocio al 550 South Street de Kaimuki, donde todavía hoy permanece.


Hoy en día tanto Frederick como Sam Jr continúan en la empresa, así como sus hijos. La tercera generación de los Kamaka, así como algunos miembros de la cuarta, controla todos los aspectos de la empresa familiar, no obstante ello no impide que sean un referente mundial y exporten sus ukeleles a todos los rincones del planeta. El legado Kamaka continúa adelante, innovando a la par que manteniendo los estándares que la han hecho ser como es. Esto se refleja claramente en la filosofía que les impartió a sus hijos Samuel Kamaka, y que estos le han transmitido a los suyos: «Si fabricas instrumentos y usas el apellido familiar, no fabriques basura».

Algunos ukeleles míticos de la firma

Ukelele Piña pintado original

 

Este ukelele se conserva en el museo de la firma, en su sede de Hawái. Es el ukelele original construido y pintado en los años 20 por Sam Sr. Tiene una etiqueta azul especial de patente en el interior y un escudo de armas en la pala. Está construido de una pieza en ambas tapas y los laterales son de dos piezas. Quedan muy pocos ukes piña pintados a mano en el mundo.

 

Modelo primitivo de soprano

Este es uno de los primeros ukeleles que construyó Sam al poco de abrir su tienda. Está construido con la forma de ocho tradicional, al estilo de la guitarra española. Se hizo de una sola pieza y está decorado con ribetes en su contorno y alrededor de la boca. El mástil está decorado con una incrustación en forma de cuerda hecha a partir de tres maderas diferentes, algo único en aquella época. No tiene etiquetas ni escudos, pero en la parte trasera inferior aún se puede leer una serigrafía que reza «K. Kamaka Honolulu Hawaii».

 

Artículo original del Club Ukelele Valencia. Fuentes y fotografías: web oficial de Kamaka

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