¿Alguna vez has intentado tocar el ukelele sin mirar el mástil y no lo has conseguido? Lo que parece una tontería es en realidad un paso vital en el camino del aprendizaje del ukelele… y hoy, en el Club Ukelele Valencia, te vamos a contar cómo conseguirlo.
Tocar el ukelele con los ojos cerrados (o, simplemente, sin mirar lo que hacemos con las manos) es más útil de lo que parece en un principio. No solo sirve para mirar a “nuestra audiencia” mientras tocamos, sino que también es un paso vital si queremos cantar. La mayoría de las veces no nos sabremos de memoria la letra de la canción, así que tendremos que estar leyéndola. Si queremos cantar y que las manos no se detengan, debemos ser capaces de poder manejarlas (rasguear y cambiar de acorde, en definitiva) sin necesidad de estar pendiente de ellas.
También es muy útil poder tocar sin mirar, ahora sí, con los ojos cerrados, porque eso quiere decir que tampoco estamos pendientes de los acordes… porque nos los hemos aprendido de memoria. Es muy bonito poder abrir un cancionero y tocar cualquier canción pero, si nos lo olvidásemos en casa, ¿podríamos tocar alguna canción? Memorizar es muy útil ya que no solo podremos solventar este pequeño problema que hemos planteado, sino que “sin querer” ampliaremos nuestra biblioteca personal de acordes, y por tanto, nos será mucho más fácil aprender acordes nuevos.
Pero basta ya de teoría… ¿Qué hay que hacer para poder tocar el ukelele con los ojos cerrados? Bueno, la respuesta es muy fácil y muy difícil al mismo tiempo: hay que tocar muchas horas. Y no solo eso, sino que debemos procurar tocar todas esas horas con el mismo ukelele. Solo así podremos crearnos una imagen mental de nuestro diapasón, que nuestros dedos se acostumbren a las distancias, al tacto, a las sensaciones de moverse por él. Hay gente que tiene más facilidad y gente que tiene menos… pero sin duda el tiempo y la constancia es la clave para poder lograr esto.
A continuación os mostramos un vídeo en el que podéis ver lo que se puede lograr con este tiempo y esta constancia. ¡Mucho ánimo!
Artículo original del Club Ukelele Valencia